En 2023, Horst Jicha sacudió el mundo cripto. Un genio de la codificación, dicen. Lanzó CryptoVault, prometiendo ganancias seguras en BTC y ETH. Demasiado bueno para ser verdad, ¿no?

Jicha era astuto. Escondió una trampa en el código. Poco a poco, fue vaciando las billeteras de los usuarios. Un robo silencioso. Al final, se llevó 1,774 BTC y 28,589 ETH. Una fortuna.

Muchos cayeron. Inversores pequeños, empresas grandes, hasta un fondo de Singapur. Todos atraídos por ese 25% de rendimiento anual. Suena tentador.

Luego vino el lavado de dinero. Monero, Zcash, Tornado Cash. Jicha lo tenía todo planeado. Parece que sabía exactamente qué hacer.

Lo atraparon en Miami. Arresto domiciliario, monitor en el tobillo. Parecía el final, pero no. Un día, puf, desapareció. Un EMP casero. Ingenioso, la verdad.

Ahora está en algún lugar. Quizás en una playa, quizás con otra cara. Interpol lo busca, pero es como buscar una aguja en un pajar.

Esta historia es una lección. Cuidado con las promesas increíbles. Y esos contratos inteligentes... mejor revisarlos bien. Ah, y los monitores de tobillo... bueno, ya vemos que no son infalibles.