Recientemente, los datos económicos muestran que el sistema financiero de Estados Unidos enfrenta desafíos severos. Los depósitos de los bancos en La Reserva Federal (FED) han caído al 9.7% del PIB, por debajo de la línea de advertencia del 10%, lo que significa que la liquidez del sistema financiero se está agotando rápidamente. Al mismo tiempo, las tasas de interés de los préstamos interbancarios son 19 puntos base más altas que la tasa de referencia de La Reserva Federal (FED), lo que refleja la disminución de la confianza entre las instituciones financieras, y la crisis de liquidez está a la vuelta de la esquina.
Esta situación es más grave que cuando la Reserva Federal se vio obligada a detener la reducción de su balance en 2019. La economía actual es más grande, los fondos son más escasos y la situación se vuelve cada vez más crítica. Ante la emisión de bonos del Tesoro que supera los 2 billones de dólares al año, los bancos no pueden asumir la carga, y la Reserva Federal podría verse obligada a reiniciar un plan de impresión masiva de dinero.
Se espera que la Reserva Federal (FED) pueda inyectar entre 60 mil millones y 100 mil millones de dólares al mes, una escala comparable a las medidas de emergencia de 2020. Sin embargo, esta práctica podría desencadenar una nueva ronda de inflación, lo que llevaría a una continua devaluación del valor real de los depósitos bancarios.
En este contexto, los inversores han comenzado a dirigir su atención hacia activos de refugio tradicionales como el oro y el bitcoin. El precio del oro ha subido de 2500 dólares a más de 4000 dólares, mostrando la preocupación del mercado por la inflación. El bitcoin, debido a su cantidad total fija de 21 millones de monedas, se considera una herramienta poderosa para resistir la inflación.
La experiencia histórica indica que, después de un aumento en el precio del oro, el Bitcoin tiende a tener un aumento más pronunciado. Con la proximidad del ciclo de reducción a la mitad de Bitcoin cada cuatro años, su escasez se incrementará aún más. Si La Reserva Federal (FED) realmente inicia una nueva ronda de impresión de dinero, el valor del papel moneda podría seguir depreciándose, mientras que el oro y el Bitcoin podrían convertirse en poderosas armas contra la depreciación de la moneda.
Sin embargo, los inversores deben ser cautelosos y prestar atención a las tendencias del mercado y los cambios en las políticas para tomar decisiones de inversión informadas.
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Recientemente, los datos económicos muestran que el sistema financiero de Estados Unidos enfrenta desafíos severos. Los depósitos de los bancos en La Reserva Federal (FED) han caído al 9.7% del PIB, por debajo de la línea de advertencia del 10%, lo que significa que la liquidez del sistema financiero se está agotando rápidamente. Al mismo tiempo, las tasas de interés de los préstamos interbancarios son 19 puntos base más altas que la tasa de referencia de La Reserva Federal (FED), lo que refleja la disminución de la confianza entre las instituciones financieras, y la crisis de liquidez está a la vuelta de la esquina.
Esta situación es más grave que cuando la Reserva Federal se vio obligada a detener la reducción de su balance en 2019. La economía actual es más grande, los fondos son más escasos y la situación se vuelve cada vez más crítica. Ante la emisión de bonos del Tesoro que supera los 2 billones de dólares al año, los bancos no pueden asumir la carga, y la Reserva Federal podría verse obligada a reiniciar un plan de impresión masiva de dinero.
Se espera que la Reserva Federal (FED) pueda inyectar entre 60 mil millones y 100 mil millones de dólares al mes, una escala comparable a las medidas de emergencia de 2020. Sin embargo, esta práctica podría desencadenar una nueva ronda de inflación, lo que llevaría a una continua devaluación del valor real de los depósitos bancarios.
En este contexto, los inversores han comenzado a dirigir su atención hacia activos de refugio tradicionales como el oro y el bitcoin. El precio del oro ha subido de 2500 dólares a más de 4000 dólares, mostrando la preocupación del mercado por la inflación. El bitcoin, debido a su cantidad total fija de 21 millones de monedas, se considera una herramienta poderosa para resistir la inflación.
La experiencia histórica indica que, después de un aumento en el precio del oro, el Bitcoin tiende a tener un aumento más pronunciado. Con la proximidad del ciclo de reducción a la mitad de Bitcoin cada cuatro años, su escasez se incrementará aún más. Si La Reserva Federal (FED) realmente inicia una nueva ronda de impresión de dinero, el valor del papel moneda podría seguir depreciándose, mientras que el oro y el Bitcoin podrían convertirse en poderosas armas contra la depreciación de la moneda.
Sin embargo, los inversores deben ser cautelosos y prestar atención a las tendencias del mercado y los cambios en las políticas para tomar decisiones de inversión informadas.